1 de mayo de 2013

1 de mayo de 2013

Hoy hubo madrugada brumosa sobre el mar de galilea.

Impresionante la vista desde la ventana del hotel por sus brumas y los barcos que arrancaron temprano dejando estelas livianas mientras el sol era un círculo de plata entre la neblina. Salimos rumbo a Kana donde los matrimonios renovaron las promesas matrimoniales, todos brindamos con vino de la zona y el hijo de uno de ellos rompió el jarrón tradicional. Todo ello en una casa árabe de unos 300 años aunque remodelada para ser vivida hoy en día. Kana es zona principalmente árabe donde por primera vez vimos varias personas vestidas a la usanza árabe. También visitamos una iglesia ortodoxa griega muy linda con sus iconos e imágenes recargadas. El templo irradiaba mucha paz así como su jardín. Contemplación de los múltiples íconos y breve charla acerca de la imagen como medio de oración para quien la realiza y para quien la aprecia.

De allí fuimos hasta Nazareth. Esta es la principal ciudad árabe, un despelote de tráfico. Gente, bullicio, tiendas turcas en la calle, te ofrecen de todo y todo debe ser regateado. Un mundo de personas ya con vestimenta típica (pero no excesiva). Mi gran desilusión del viaje: no se paró en la fuente de la virgen dado la cantidad de micros, camionetas, autos y gente (no estaba previsto en el recorrido pero pasamos por enfrente, ni siquiera pude sacar una foto desde el micro). Lo siento mucho, hubiera querido recordar a mi viejo desde acá pero no se pudo. Luego avanzamos y llegamos a la Basílica de la Anunciación. La casa de María y José tiene una basílica inmensa construida encima y se entra tipo santuario siguiendo la cola de gente hasta pasar enfrente de la cueva que dicen que era la casa, con su paredes cavadas y sus nichos vacíos. Realmente emocionante por todo el contenido y por el entorno. Afuera y en el templo superior hay una serie de vírgenes que diversos países donaron. La nuestra fue pintada por Soldi. La de Caacupé es un mosaico. La de Guadalupe también es un mosaico pero bastante modernoso. Compra de chucherías en las tiendas de la calle (yo solo tomé un jugo de naranja).

Seguimos por el monte de las tentaciones que es un monte bastante alto y que tiene un monasterio clavado a media altura. Almuerzo, y nuevo shopping. Obvio, no compre nada. Partimos a Jericó por el valle del Jordán. Primeras visiones del desierto en serio, desierto película en el que hay un alambrado doble que separa de Jordania. Jericó es la ciudad más antigua del mundo con permanente población. Sin embargo paso de mano en mano a lo largo de los siglos, como es lógico. Se han encontrado restos de hace 10.000 años y siempre estuvo poblada hasta hoy. Zona de dátiles es un oasis bastante grande. Al volver a la ruta vimos muchos beduinos con sus campamentos en las arenas o las rocas, sus rebaños, camellos, tractores, etc.

De allí a Jerusalem. Una ciudad impresionante, moderna y con mucho movimiento tipo occidental (o sea salimos de la zona árabe). A la entrada vimos el famoso muro de 6 metros de altura que lo separa de Jordania. No logre fotografiarlo. Aceptan que es una barbaridad pero afirman que se acabaron los atentados desde que lo hicieron. El hotel excelente. Luego de cenar nos fuimos a ver un espectáculo de luz y sonido al castillo que los cruzados hicieron en base a las piedras de una de las 4 torres de David. Impresionante el castillo, perfecto en su conservación y mantenimiento. Buenísimo el espectáculo que trata de la ciudad a lo largo de los siglos, siempre proyectados sobre las piedras de las murallas. Volvimos en un trencito eléctrico modernísimo que va por la superficie. Tienen máquinas expendedoras de boletos o, ya en los vagones, sensores tipo Sube para pagar con una tarjeta. Anochecer de un día agitado. Acá estamos en Jerusalem, aunque no quiera creerlo. Me voy a dormir, ya es tarde y el día ha sido largo y extenuante, pero debo decirles primero que desde mi ventana se ve la ciudad.